Las condiciones no eran las más idóneas para afrontar dos partidos a vida o muerte nada más llegar a Cuenca: 6:00 salida del Toscar, 4 horas de un interminable viaje culminado por carretera nacional, y un tiempo que no era muy placentero y un tanto cambiante, y para más inri la lesión de Ángela dos días antes del Torneo, pero bueno ahí fuimos, a dar el todo por el todo.
La semana de entrenamientos precedente al torneo, era fundamental para refrescar varios conceptos y pautas tanto defensivas como ofensivas, pero la primera sesión iba a ser muy dura psicológicamente, ya que había que desempolvar más de lo que me esperaba; la segunda sesión fue más tranquila y simplemente había que mantener el físico, cosa que no ocurrió, por parte de Ángela que desgraciadamente pisó a una jugadora y se dobló el tobillo, lo que presagiaba que se perdería el torneo.
Con todo esto, y con las condiciones ya expuestas nos presentamos en el Trofeo Ciudad de Cuenca.
Ya cambiadas y preparadas para disputar el primer partido, hubo de nuevo recordatorios técnicos y tácticos, lo que no iba a dejar de lado era que nuestra seña de identidad es LA INTENSIDAD.
Tras la charla previa y un calentamiento muy desacertado en el tiro, salimos a pista, con muchas ganas, y con concentración, pero no con lo que se había marcado. La falta de intensidad dejó que las del CBI dejaran recibir fácil el balón, es decir la línea de pase no existió, en los primeros pasos del partido, lo que por supuesto, provocó canastas fáciles del Juan de Austria, un parcial de 6-12 en contra y, por supuesto, su correspondiente tiempo muerto, y un severo toque de atención, ya que ni aquí ni en ningún partido de baloncesto, sea de liga o amistoso, podemos dejar de perder identidad y sacrificio.
Tras el “toque”, se volvieron a ver las cosas que todo el mundo esperaba, y el cambio en la actitud fue primordial para poder llevarse el primer cuarto después de la pájara de los primeros minutos, y es más, impidiendo al equipo de Madrid que volviera a anotar más en ese cuarto.
El segundo cuarto fue una clara manifestación del desacierto por parte de los dos equipos, fallando canastas fáciles ambos, pero la defensa también hizo su trabajo aún con algún despiste puntual. Lo que en este cuarto se empezaba a fraguar era la superioridad en el rebote del conjunto madrileño y la falta de ambición de las nuestras por el mismo, lo que provocó segundas, terceras e incluso hasta cuartas opciones en un mismo ataque, motivo por el cual se mantuvieron en el partido y les permitió llevarse el segundo cuarto, con un resultado al descanso de 22-21.
El cambio en la actitud en la segunda parte se haría esperar, ya que por nuestra parte una sola canasta en 5 minutos de encuentro no nos serviría para nada, hacía falta una pausa en el partido para volver a nuestro juego, había que meter una marcha más ya que a ellas se les veía más cansadas que a nosotras, y esa marcha la metimos para un parcial de 13-2 en los últimos cinco minutos del tercer cuarto y así encarrilar el último cuarto con una ventaja de 12 puntos y un resultado de 37-25.
La conciencia de que esos últimos 10 minutos nos llevarían a la final del torneo era patente, y había que realizar el último esfuerzo y conforme acabó el tercero empezó el cuarto con un gran ritmo de contraataque y una superioridad anímica, con los fallos en el rebote que duraron todo el partido, se empezó el cuarto con un parcial de 6-2. Dos técnicas al entrenador contrario nos cortaron la progresión hacia un partido más que cómodo, ya que después de los libres, nos íbamos 16 arriba en el marcador, aunque el final no fue sencillo debido a una “pájara” en ataque de seis minutos, nos plantamos en la final del Torneo, ganado a las de Juan de Austria 45-36.
IBARRA (-), MARÍN, A. (3), GARLITO, M. (0), LÓPEZ, A. (4), MOLINA, L. (4), ROCAMORA, B. (4), POVEDA, P. (26), ORTS, H. (2), TORO, A. (2), MACIÁ, A. (0).
