Partido extraño en Aspe. A la hora del partido aun estaba jugándose al fútbol sala en la pista del pabellón, así que nos tocó calentar en la pista exterior. El partido comenzó media hora tarde.
El equipo salió empanado en defensa, muy individualista en ataque. La tónica continuó todo el partido. Pese a ello, el equipo se mostraba claramente superior, y dos reacciones de un minuto cada una, basadas en la presión y la fuerte defensa del poste bajo, fueron los que pusieron el 20 arriba y nos dio la tranquilidad.
El partido no peligró en demasía. Lo único que nos pudo hacer temer lo peor (o lo que es peor aún, alguna lesión), es la actuación arbirtal. Hubo momentos en los que el arbitraje fue correcto. Pero fue sobretodo a partir de una amenaza directa a los arbitros desde la grada, y un insulto racista hacia uno de ellos (aún no entiendo cómo no se reflejó en el acta), que el arbitraje (no quiero pensar que fue amedrentamiento) cambió radicalmente, careciendo de sentido entre decisiones, sin criterio. Esto permitió que bajo las canastas se dejase de jugar al baloncesto, cambiándolo por full contact, acabando fuera del campo y en el suelo en cada salto, e intentando recibir con jugadores “agarrados al cuello”. Algo que no nos benefició nada ya que nos descentramos y no jugamos nuestro mejor baloncesto. Pese a ello, salimos con la lección bien aprendida para Ontinyent.
